martes, 8 de junio de 2010

Exposición de grabado y obra gráfica



Exposición de obra gráfica de Juan Antonio Roda. Del 5 de Junio de 2010 al 2 de Agosto de 2010.
Centro Cultural Biblioteca Pública Julio Mario Santodomingo, Sala de Exposiciones.
Avenida Calle 170 No. 67 – 51
Bogota, Colombia
Teléfono: 354 4195

Reseña: Esta muestra de 35 obras de uno de los grandes maestros del grabado y la pintura en Colombia. Entre 1971 y 1976, cuando resolvió dedicarse de lleno al grabado, Roda dejó de lado los pinceles para producir cuatro importantes series de Aguafuertes: Retratos de un desconocido, Risa, El delirio de las monjas muertas y Amarraperros. Posteriormente, realizó hasta 1985 tres series más de gran importancia: Los castigos, La Tauromaquia y Flora.
Ahora todos sus conocimientos como pintor estaban puestos al servicio de una técnica que lo había logrado seducir. Las manchas de color y los trazos temperamentales serían dejados de lado para darle paso a una línea llena de control, imágenes develadas por una gama de grises donde aparece insistentemente la figura humana en un marcado lenguaje de blancos y negros.
En la primera serie, Retrato de un desconocido (1971), que reúne doce obras en total, Roda reafirma sus dotes como dibujante. Las imágenes de seres en apariencia desconocidos, se construyen a partir de una línea muy controlada en donde la figura nunca aparece completa. Estas imágenes se intercalan con planos muy marcados que rompen la unidad visual de la imagen. En esta serie Roda es autor, modelo y espectador a la vez.
Risa, la segunda serie de 1972, se caracteriza por la belleza y la sensualidad de los modelos representados. Consta en total de ocho planchas con una fuerte presencia femenina. La sonrisa fijada por el autor pareciera responder a una vivencia íntima de un contexto mucho más familiar, la belleza pura y la sonrisa de la adolescencia de sus hijos.
El delirio de las monjas muertas, realizado entre 1973 y 1974, representa la rigidez de la muerte. Esta serie de doce grabados es tal vez una de las más grandes obras de arte producidas por Roda en esta época. Nadie describió de manera más concreta el sentimiento producido por estas imágenes. “El delirio de las monjas muertas esconde, detrás de su serenidad y equilibrio, una poética de la sublimación sexual que muy pocos artistas han logrado en Colombia”, escribió al respecto el historiador Álvaro Medina.
Amarraperros (1975 – 1976) es un grupo de once grabados en donde el negro de los fondos adquiere una presencia determinante. Elementos como el perro, las manos, los pies y las infaltables cuerdas, entran inesperadamente por los contornos de la imagen formando diagonales muy marcadas que realzan la tensión que producen los fragmentos de cuerpos.
En la serie de seis grabados Los Castigos (1978), la sensualidad de los torsos desnudos contrasta con elementos que son usados para infligir dolor. De manera espontánea, estos objetos componen la imagen alternada con los personajes que nunca miran al espectador. Se puede percibir una clara referencia de la serie Amarraperros por la atmósfera que genera el uso del negro profundo, pero, en este caso, la composición de cada lámina está mucho más cargada.
En la serie posterior, La Tauromaquia (1980 – 1981), Roda encuentra un pretexto para referirse al tema de la violencia. A pesar de sus raíces españolas, el autor siempre manifestó su inconformismo por las corridas de toros calificándolas como un acto “de estúpido salvajismo y manifestación de una cultura sexualmente reprimida”. Las imágenes reproducidas por el autor son usadas de manera simbólica para manifestar el rigor implacable de la violencia.
Con Flora (1983 – 1985), la última serie de este período y tal vez la más abstracta de todas, Roda pareciera plantear desde el lenguaje del grabado elementos muy similares a los que trabajó en sus primeras pinturas. En ella, el carácter narrativo de las series anteriores desaparece casi por completo y da paso a los temas recurrentes que se convierten en sensaciones en estado puro. Estas series tienen su origen en una composición de formas orgánicas que algunos han querido relacionar con un homenaje a las láminas originales de la Expedición Botánica. Juan Antonio Roda falleció en 2003. A finales del mismo año el Museo de Arte Moderno de Bogotá exhibió sus últimas pinturas, agrupadas bajo el nombre de Santuarios, las cuales se encontraban, en su mayoría, inconclusas.
Las obras que conforman esta muestra hacen parte de las siete series más importantes de Juan Antonio Roda como grabador y son, en síntesis, una muestra irrefutable de la maestría, el compromiso y la dedicación del artista. Impecables series de un corto tiraje en donde se pueden develar las imágenes a partir de la composición monocromática de blancos y negros.
 
 

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