Exposición
de obra gráfica “El grabado en Bolivia”. Del 8 de noviembre de 2012
al 9 de diciembre de 2012.
Patio de Cristal del Museo Nacional
de Arte (MNA)
Calle Comercio esq. Socabaya
Casilla 11390 La Paz, Bolivia
Telfs (591-2)2408600
Telfs (591-2)2408600
Fax (591-2) 2408542
email: mna@mna.org.bo
Reseña: través de esta exposición, se pretende mostrar el
estado de evolución de esta disciplina, haciendo dialogar a varias generaciones
que asumen su rol de fortalecer una tradición artística y prolongarla para
enriquecer el patrimonio boliviano.
Las primeras copias de grabados que llegaron de Europa en
los siglos XVII y XVIII fueron sobre temas religiosos, estas sirvieron de
modelo para replicarlos en pinturas por artistas mestizos e indígenas en el
proceso de evangelización. Muestras de ello tenemos en la pinturas de Gregorio
Gamarra, Leonardo Flores y otros cultores de la escuela del Collao y Potosí,
principales centros que producción artística. Durante la república,
prácticamente los cultores fueron muy pocos y casi no existen copias como
testimonio, solamente litografías de uso comercial, sobre todo.
El año 1964, en la ciudad de La Paz, se inauguró el primer
taller de grabado en metal del Centro Boliviano Brasilero, en el que se
capacitaron importantes cultores de esta disciplina que fueron luego docentes
en la carrera de Artes de la UMSA
y la Academia
de Bellas Artes.
A comienzos de la década del ochenta, los artistas
gráficos tuvieron un repunte notable, con muestras de grabadores extranjeros,
muestras de grabadores brasileros y de artistas bolivianos. Exhibieron sus
obras Alfredo Da Silva y Hugo Rojas Lara, este último uno de los primeros
cultores de la serigrafía artística.
El año 1978 se reabrió el taller a cargo de Solange
Guzmao, artista brasileña que animó desde esos años la producción de grabado en
metal, trasmitiendo sus experiencias en las diferentes técnicas y generando un
renacimiento de la gráfica boliviana.
El taller, por diferentes causas que desconocemos, fue
cancelado, sus herramientas y el tórculo y otros enseres fueron distribuidos a
grupos de artistas y su labor quedó paralizada por falta de organización y
apoyo, generando un vacío en la formación de las nuevas generaciones; razón por
la que en las últimas décadas sus cultores fueron muy pocos, además la falta de
coleccionistas que pudieran sostener una producción constante.
La idea de que las piezas de grabado, por su cantidad, no
tienen un valor al igual que un original, depreció el valor real de cada pieza.
La falta de una política de apreciación de esta disciplina contribuyó a que las
nuevas generaciones optaran por otras disciplinas.
Esta muestra intenta incorporar a los cultores de la gráfica
en sus diferentes técnicas y, pese a los interregnos estériles, el interés por
la gráfica, con las nuevas tecnologías, ha recuperado a varios artistas que la
practican y la desarrollan de manera muy creativa.
La gran ventaja del grabado en su multiplicación y el acceso
a los coleccionistas es más accesible y tiene la virtud de socializarse
rápidamente.
La muestra compuesta por más de cincuenta grabados,
permanecerá expuesta al público, en el Patio de Cristal del Museo Nacional de
Arte, hasta el domingo 9 de diciembre del año en curso.
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