Exposición de obra gráfica “La colección oculta de Picasso”. Del 23 de Abril de 2010 al 21 de Noviembre de 2010.
Château de Pommard
15, rue Marey Monge
BP 30018 - 21630 POMMARD
Tél : + 33 (0)3 80 22 12 59
Fax : + 33 (0)3 80 24 65 88
contact@chateaudepommard.comReseña: Reúne dibujos, cerámicas, litografías y grabados, entre viñas y barricas de borgoña, en el Château de Pommard, del siglo XVIII, bien puede anunciar obras inéditas. O por lo menos, piezas apenas expuestas y vistas.
La clave es la Colección secreta, como la denomina el galerista Robert Bartoux, que organizó la exposición. "Creíamos haber terminado con Picasso, conocer toda su obra. Estábamos equivocados", reconocía, en 1996, el Journal des Arts, cuando salió a la luz esa colección privada. Esencialmente, 150 dibujos a tinta china, el primero del 5 de abril de 1970 y el último, del 22 de diciembre de 1972, trazo de un flamante nonagenario. Picasso los regaló a Jacqueline y Maurice Bresnu, empleada y chófer, a su servicio desde 1967 hasta la muerte del pintor, el 8 de abril del año 1973.Fotografías y postales dan fe de la relación de amistad, confirmada por la generosidad de Picasso: dibujos, gouaches, pasteles, cerámicas y un carnet, con dibujos fechados en Nimes, 24 y 25 de septiembre de 1965. Los Bresnu conservaron aquellos regalos como lo que para ellos eran, recuerdos.Y no como lo que representaban: una fortuna. Pero en 1991 murió Maurice Bresnu, rebautizado nounours, osito de peluche, por Picasso –en un dibujo del 19 de marzo de 1973, veinte días antes de morir, escribía: "pour Nounours, mi amigo"–. Y cinco años más tarde, su viuda vendió la colección a la Fondation Stratton, creada en 1988 por el galerista italiano Beniamino Levi, más tarde responsable de una controvertida exposición de Dalí, de quien editó y coleccionó esculturas.Durante un mes del otoño 1996, Levi mostró parte de los dibujos en un palacete del siglo XIX de Milán, el Palazzo Marino Alla Scala. "A los 12 años, yo dibujaba como Rafael", solía decir Picasso, quien como se sabe no tenía necesidad de abuela. Se refería a la calidad, pero también se podría haber jactado de cantidad: una obra en sí, infatigable y fechada por sus carnets.Los expertos subrayan sobre todo que, "para Picasso, el dibujo no era solamente el esbozo de un cuadro, antesala de la pintura, sino que poseía una vida autónoma".Así, Roger Passeron, en
el catálogo de los dibujos de la colección secreta publicado por Umberto Allemandi, dejaba claro que "no se trata de estudios para óleos o grabados. De hecho, grabados y pinturas de aquel periodo no tienen relación con estos dibujos. Entre los dibujos no hay un solo retrato ni personaje masculino aislado, mientras que son esas las temáticas de la pintura. Más aún: la influencia de Ingres, clara en los dibujos, está ausente de los óleos". Por el contrario, "aquellos dibujos recuperan rasgos de personajes anteriores, como la que podría ser una hermana de la española mayor y austera, pañuelo en la cabeza, que sirviera de modelo a su Celestina".Los dibujos de la colección secreta tampoco aparecen como una distracción. Y, como si un trazo llevara a otro, el tema de la pareja desnuda, por ejemplo, le inspira once hojas en un solo día, el 8 de noviembre de 1971.Medalla virtual al trabajo, el obrero Picasso nunca desfalleció: 347 grabados en siete meses de 1968. Y 200 óleos entre 1970 y 1972, para su exposición en el Palacio de los Papas, de Aviñón.En 1998, Levi puso a la venta en Nueva York los 150 dibujos de la colección secreta. Pero finalmente conservó quince, ahora expuestos en Borgoña. Para comparar, una serie de dibujos de los de 1950: son retratos de los hijos, autentificados, como los de la colección secreta, por Marina Picasso.De la colección, también, 26 cerámicas, creadas entre 1950 y 1969, cuando Picasso descubre el taller de la Madoura, en Vallauris, una nueva experiencia de la materia –"Picasso se entusiasmó con la plasticidad de la tierra"– y el color."Entre pintura y escultura, entre jubilación figurativa y herencia hispano morisca –explica Bartoux–, con Picasso, las artes decorativas adquieren mayor categoría artística".En la segunda parte de la exposición aparecen las litografías de los Bresnu, retratos imaginarios de la década 1970 –imaginación desbordante y colores vivos– complementadas por otras de la colección Marina Picasso y por estudios para el Gernika. En fin, una selección de grabados, extraídos de libros que Picasso ilustró.