Exposición de obra gráfica “Econcidios” de Enrique Gijón. Desde el 16 de Octubre de 2010.
Biblioteca Henestrosa Henestrosa
Porfirio Díaz 115, esquina con Morelos, Centro,
C.P. 68000 Oaxaca de Juárez, Oax.
Tel. 516-9715,
fax 516-9750,
bibliotecahenestrosa@yahoo.com.mx
http://www.bibliotecahenestrosa.com/
Reseña: La muestra da cuenta así de lo que el artista llamo la impronta de árboles talados en la otrora Verde Antequera.
Se ha convertido en una escena habitual de la ciudad: el enorme tronco, aún aferrado a la tierra con sus poderosas raíces, cortado de tajo por una motosierra, como una gran vena abierta. Una sombra que se esfuma.
En el mejor de los casos, nos encontramos ante otro acto absurdo de una burocracia inepta. En el peor, es pura barbarie económica.
Se puede transitar fácilmente entre la indignación y la indiferencia, pero la imagen de ese magnífico ser mutilado es también una pregunta sobre nosotros mismos, quienes, igual que los árboles, habitamos esta ciudad.
Paradójicamente, estas ejecuciones sin sentido le permiten a Enrique Gijón, artista de la ciudad, revelar la belleza oculta en el corte transversal del tronco, los serenos trazos que la naturaleza no ha querido mostrarnos: el tiempo y la vida del árbol. Trazos de pinos, jacarandas, oyameles, laureles que estaban aquí, habitando las banquetas, los cruceros, los parques, las plazas.
Y esos trazos, plasmados en improntas sobre el papel, constituyen la expresión de una protesta.
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Porfirio Díaz 115, esquina con Morelos, Centro,
C.P. 68000 Oaxaca de Juárez, Oax.
Tel. 516-9715,
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Reseña: La muestra da cuenta así de lo que el artista llamo la impronta de árboles talados en la otrora Verde Antequera.
Se ha convertido en una escena habitual de la ciudad: el enorme tronco, aún aferrado a la tierra con sus poderosas raíces, cortado de tajo por una motosierra, como una gran vena abierta. Una sombra que se esfuma.
En el mejor de los casos, nos encontramos ante otro acto absurdo de una burocracia inepta. En el peor, es pura barbarie económica.
Se puede transitar fácilmente entre la indignación y la indiferencia, pero la imagen de ese magnífico ser mutilado es también una pregunta sobre nosotros mismos, quienes, igual que los árboles, habitamos esta ciudad.
Paradójicamente, estas ejecuciones sin sentido le permiten a Enrique Gijón, artista de la ciudad, revelar la belleza oculta en el corte transversal del tronco, los serenos trazos que la naturaleza no ha querido mostrarnos: el tiempo y la vida del árbol. Trazos de pinos, jacarandas, oyameles, laureles que estaban aquí, habitando las banquetas, los cruceros, los parques, las plazas.
Y esos trazos, plasmados en improntas sobre el papel, constituyen la expresión de una protesta.
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