viernes, 16 de abril de 2010

Exposicion de grabado y obra gráfica



Exposición de obra gráfica 'A mil cuatrocientos metros de los dibujos rectificados' de Javier Arce . Del 25 de Marzo de 2010 al 8 de Mayo de 2010.

Galería Max Estrella
Calle de Santo Tomé, 6
28004 Madrid
91 319 55 17
http://www.maxestrella.com/

Reseña: La exposición se compone por dos grupos de obras:En primer lugar, el artista quiere situar al espectador fuera de la galería, y llevarlo hasta el Museo del Prado. Mil cuatrocientos metros separan la pinacoteca de la galería. Separan la serie original de pinturas que realizó Francisco de Goya en La Quinta del Sordo, con la copia original de las pinturas de La Quinta del Sordo "estrujada" de Javier Arce. Aunque, en este caso, no sólo se trata de copiar una obra pictórica, sino que el artista intervendrá el espacio de la galería estrujando tanto éste como la pared. Con este gesto el artista reflexiona sobre el poder del marco, la cultura de masas o la importancia que tiene el nombre de un museo para definir qué es arte, e invita a valorar la experiencia barata de mostrarse ante una obra original copiada.
En segundo lugar, esta muestra incluye la apropiación que hace Javier Arce de los Desastres de la Guerra, que se pueden ver a su vez en la sala de la Calcografía Nacional. Arce se apropia tanto de los Desastres de Francisco de Goya (original-copia), como de los que hicieron los Chapman Brothers sobre la edición original del pintor aragonés. Estos hermanos artistas tan mediáticos aportan desde una visión anglosajona en el siglo XXI otra capa sobre el mensaje de las imágenes de los grabados de Goya.
Con este gesto Javier Arce no sólo reflexiona sobre el concepto de originalidad (entendido en su acepción de obra única) y, por los tiempos que corren, su más que posible reproducción pirateada. Sino que hace que nos preguntemos si es posible reescribir con humor grotesco lo que sucedió hace 200 años (que curiosamente sucede en la actualidad). O si, dentro de este negocio global del Arte, el artista, el galerista, el director de museo o incluso el teórico-critico del arte está (estamos) dispuestos a recibir un puñetazo lleno de postmodernidad?

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