Exposición de obra gráfica ‘Escher y sus contemporáneos”. Del 24 de noviembre de 2011 al 4 de marzo de 2012.
Museo Nacional de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes. MUNAL
Calle Tacuba 8, en el Centro Histórico
Ciudad de México
+52 (55) 5130 3400
Reseña: La exhibición integrada por 85 obras es una cuidadosa selección del trabajo del artista holandés, la cual busca ampliar el panorama de sus influencias y repercusiones con algunas obras de sus contemporáneos como: Samuel Jessurun de Mesquita, su maestro en la escuela de Arquitectura y Artes Gráficas de Haarlem; su amigo Lou Strik, y G.W. Dijsselhof, vinculado con la renovación de las artes aplicadas a inicios del siglo XX en Holanda.
Divida en núcleos temáticos, la exposición le permite al espectador familiarizarse con las contribuciones que el artista realizó a las artes gráficas, explicó Adolfo Matías, especialista del Munal que intervino en la curaduría.
El experto precisó que la muestra se divide en cinco núcleos temáticos, iniciando con
Los mundos del artista: donde se habla que Maurits Cornelis Escher fue un artista incansable en la experimentación con los vocablos básicos del lenguaje de las artes plásticas. Llegó a dominar el dibujo, lo que, a decir de Giorgio Vasari, en el siglo XVI, constituía una condición fundamental para el adecuado cultivo de las artes plásticas.
El diseño contemporáneo debe mucho a las exploraciones de este artista holandés y, sin duda, muchas de las imágenes que se deben a su creatividad se encuentran grabadas en el imaginario de Occidente.
Otro de los apartados es Las formas vivas de la naturaleza. Aquí se habla de cómo Escher retomó de su maestro, Samuel Jessurun de Mesquita, el tratamiento delicado de las formas de la naturaleza: como se hace evidente en las imágenes de las Liebres de montaña (1911) y en el Gato blanco (1919).
El artista echa mano de la geometrización de las figuras, sin embargo, les restituye su cualidad de seres vivientes gracias al tratamiento del pelaje de los animales. En las obras reunidas en este apartado, se observará el tránsito de lo plenamente figurativo a los estudios geométricos.
En Paisajes reales e imaginarios. La voluntad de forma en la obra de Escher se hace presente en la agrupación de imágenes de este apartado dedicado al paisaje. Las formaciones rocosas, manifiestas en varias de las obras que integran este núcleo, se comenzarán a apreciar más como un pretexto para trabajar la superposición de planos, gracias a las texturas y a la intersección de las líneas; lo mismo sucede con las vistas de tejados o, ya abiertamente, con los estudios de perspectiva encarnados en obras que muestran grupos de construcciones con base en una planta de sección circular.
En el apartado Geometría, decoración e infinito, se da cuenta de las proyecciones geométricas que Escher cultivó tanto con fines decorativos como de puro estudio. Cerca del trabajo plástico del artista Gerrit Willem Dijsselhof (1866-1924), quien realizó viñetas y numerosas aplicaciones decorativas al papel y otros soportes, el artista lleva al límite su interés por la exploración del desenvolvimiento geométrico de las formas y por la idea de llenar un plano con figuras cuyos contornos se ensamblan a la perfección.
Algunas de las imágenes agrupadas en Perspectivas fantásticas, se antojan más cercanas a la tradición de la pintura metafísica o de la creación de apariencias oníricas, cultivadas por los artistas del Surrealismo. Sin embargo, Escher media siempre la relación entre el espectador y la escena imaginaria o francamente imposible por la geometría que estructura sus composiciones.
La genialidad en el estudio de la intersección de planos, que ya es evidente en las obras que muestran al tetraedro como protagonista, se lleva a más en la construcción de escenas que revelan la pesadilla de encontrarse en una sucesión de escalinatas que conducen a ninguna parte o de pasadizos tenebrosos que ocasionan una poderosa sensación de angustia.