Exposición con obra gráfica “Espacios para el juego” de Lola Catalá. Del 8 de marzo de 2012 al 8 de abril de 2012.
LA REJA Art Gallery
Avda Fernández Ladreda, 17, 1º A.
http://www.lareja-art.com/lola-catala/index.html
Reseña: ...la artista madrileña Lola Catalá, una mujer en constante proceso de investigación plástica, plena de sugerencias, dentro de una imaginación creativa de mucho calado, y con una formación sólida en contenido y en continente artísticos. Decimos esto porque Lola utiliza tanto la acuarela como el óleo, el grabado y otras materias más actuales, para lograr obras de un colorido y una presencia variada y muy especial, llena de sensibilidad y una personalidad que la ha llevado en poco tiempo al éxito y al logro de importantes premios, como el conocido "Francisco Carretero", o el Certamen Primavera de las Artes. Sus acuarelas tienen algo de interioridad personalísima y un tanto cargada de misterio, en las que los personajes parecen querer jugar con el espectador, a la vez que se esconden, hacen deporte, se mueven constantemente, plenas de la intuición de su creadora, que a la par que con su conocida maestría nos lleva a aventurarnos por terrenos simbolistas, en los que un árbol, por ejemplo, puede llegar a convertirse en cómplice de la oculta realidad. Es sabia en captar los espacios y en colocar a los modelos humanos ante un plano o ante cuatro paredes, para por medio de reflejos, transparencias, cuerpos en acción, o espíritus indeterminados, logran hacernos ver lo que sus personajes quieren hablarnos y para que podamos dialogar con ellos.
No quedan sus acuarelas o sus óleos en meros materiales, no son agua o aceite, sino que también se apodera del grabado, del acrílico, de la mezcla de materiales; pero sin dejarse dominar por dicha materia, sino todo lo contrario, es la propia Lola Catalá la que impone a la vez dominio y personalidad, símbolo y poesía, movimiento o quietud, tranquilidad o inquietud. Todo está bajo la batuta de su propia intuición.
Por todos los lugares que ha pasado su arte ha dejado huella profunda, y su nos hace jugar con pájaros, flores o mariposas, o nos hace montar en bicicleta, nos deja en el ánimo la sensación inevitable de que, a los propios espectadores, nos ha convertido también en protagonistas involuntarios de sus obras, como si nos hiciese entrar en mundos mágicos, en los que las fantasías nos retrotraen a la más inquietante y pasada de las infancias, fruto de una estupenda imaginación, que no tiene nada de brujería, pero que a veces no nos importaría que así fuese.
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